lunes, 30 de noviembre de 2009

La Muerte de los Amantes

Poseeremos lechos colmados de aromas
Y, como sepulcros, divanes hondísimos
E insólitas flores sobre las consolas
Que estallaron, nuestras, en cielos más cálidos.

Avivando al límite postreros ardores
Serán dos antorchas ambos corazones
Que, indistintas luces, se reflejarán
En nuestras dos almas, un día gemelas.

Y, en fin, una tarde rosa y azul místico,
Intercambiaremos un solo relámpago
Igual a un sollozo grávido de adioses.

Y más tarde, un Ángel, entreabriendo puertas
Vendrá a reanimar, fiel y jubiloso,
Los turbios espejos y las muertas llamas.

Nostálgica Odisea

Es el manto oscuro de la noche
De mi alma el reflejo vivo
Densa, de nostalgia embriagada
La tristeza, mi sol ha matado

Pero no, en noches como la mía,
Los rutilantes luceros, luna delirante
No están, solo un breve fulgor
Para sonreír mezquina, fingir que vivo

Tú, la causa de este destierro
La perenne marchites asfixiante
,Extinguiéndome, bebiendo recuerdos vacíos.
Nunca tuve tu pérfido corazón

¿Cómo pude de tus besos esclavizarme?
Dulce opio que feliz fumaba
Y a tu capricho mi voluntad estaba
Como yo ¿Cuántas de ti serán adictas?

Inocente, me deje envolver en ti,
Maliciosa pitón, que al comienzo sutil,
Comenzaste el letal estrangulamiento,
De mi esencia muerta te culpo.

¡Ya no dejaré que tus manos me aprisionen!
Y a mi vida devolveré los recuerdos
Del amanecer de una noche sin llanto

Has sido una irreal pesadilla
Y al despertar intranquila encuentro
La fresca luz del albo día
Con una franca sonrisa de mi rostro.

Es aquí, en un amanecer de ensueño
Cuando el lapso oscuro se ha ido
Y un sol radiante ha resucitado
Los crisantemos dorados florecen al fin

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Venganza

Qué es el amor?? Me preguntaba ese día en el que supe que ya no había retorno.

Ahí estaba, su sola presencia hacía que mi corazón detenga, aunque sea por un momento su apresurado ritmo acostumbrado desde el primer instante en que le hallé.
Caminaba hacia mí y recordaba cada momento recorrido hasta ese mísero segundo, esquivo y traicionero, porque no era solo nuestro el tiempo, ahí estaba ella, envenenando mi felicidad.

Y fue así desde que llegué a su casa, o tal vez desde mucho antes.

Estaba ella, con esa frialdad característica, la acumulación de tensiones provocadas por la presencia de alguien más. Culpas y más culpas, que solo ella tenía y no vislumbraba desde su pozo de ignorancia, que enmascaraba sus facciones algo agradables y enlutecía su mirada azul.
Estaba él, con esa cálida sonrisa..que borraba todo el daño que podría causar esa mujer que acepto sin agrado mi visita permanente.

Eran ellos, un matrimonio a punto de fallecer, pisoteado estaba el amor cuando llegué a sus vidas. Un pretexto para ella, una razón para él. Qué culpa tenía yo de su inútil capacidad de engendrar?. Sólo puedo dar gracias por el inadaptado útero de Sara.

Lo analizo, no puedo pasar bocado del desayuno, quién quiere comer cuando está viviendo tal felicidad?

Pero aún así, viviendo todo lo que alguna vez me parecieron quimeras de una mente deslumbrada,tengo miedo. La angustia me persigue, y es la inseguridad mi compañera, qué seria de mi vida sin él? Aprisionada en un baúl de recuerdos, donde el ser suya se apoderaba de mi ser. Como una obsesión entró en mí, desde el primer instante, junto con el insano deseo de que me pertenezca.

Van pasando los días, desesperadamente me enamoro más de él, y para su desgracia, el deseo de venganza se hace más fuerte.

Y cada noche es lo mismo, por más que me esfuerce. No lo soportaré más. Tiene que volver a ella, tengo que resignarme con no tenerlo una noche entera, ni despertar en esos brazos, ni sentir su suave respiración.

Jugar con Sara, no es nada sencillo, siempre termino agotada, aunque sé como funciona su mente, no termino de comprenderla del todo, es una mujer bastante inestable, lo que bien puede desquiciarla una semana existen veces que ni siquiera le inmuta; pero haré lo que sea para que esto termine de una vez, ya no hay vuelta atrás.

Acabaré con ella, o por lo menos no dejaré vestigios de la mujer que lo enamoró una vez.