domingo, 30 de mayo de 2010

Fatídicos segundos













El tiempo se desliza inevitable, y ansioso.
Solo podemos contemplar su paso, mientras nos hace títeres de un andar del reloj.

Las divisiones austeras que la mente ha intentado hacer para explicarlo, han creado un presente y tal vez un futuro, basando conclusiones en esos bajos momentos de recuerdos a los que se les denomina pasado.

Relativo, he ahí, la inconsistencia de su estado. Ya que podría considerarse una virtud inherente a uno mismo, sin ser posesión o una fuerza externa.

Absurdamente, en la misma cuantificación suya, las horas han pasado lentas, generalmente cuando el tedio se apodera del ambiente, o tal vez, han pasado tan aprisa que los segundos se escurren en nuestros fatídicos e impotentes dedos.

Lo único tangible de su invisible presencia, son los hechos que su transitar han ocasionado, transformado, hasta convertirnos en la obra de su caprichoso antojo.

Cuantas veces quisimos regresar el tiempo? o tal vez... adelantarlo?

sábado, 8 de mayo de 2010

Algo para ti


Tu dolor en mi oído, mientras el mío se desliza por tu brazo, líquido y frío.

Y pese a todo, no hay lugar donde me sienta más a salvo. Sigo cabiendo perfectamente en ese cálido sitio rodeada de ti.

Reconozco tu aliento, golpea mi cara con cada palabra, con cada silencio. Se detiene en mis labios, pero ahora, ya no hace que busque con desespero los tuyos.

Me estas rompiendo, pero en consolarte se vuelve mi atención.

Interesante se vuelve, yo, convertida en tu victimaria, despúes de querer ahorrarte todo tipo de tristeza, luchando para que por tu mirada cristalina no pase la sombra de la duda.
Qué tan egoísta puedo ser?? Intento mantenerte a mi lado, evitando que la felicidad te posea y se haga tuya.

Y tú, a cambio, me arrancarás de tu vida, con dolor desapareceré de tu mente, pronunciarán mi nombre y ya no habrá el brillo eclipsante que tanto amé.

Otra será la poseedora tu amor, pronto he de verte de otra mano, embebido en otros labios, porque esa noche te envié al mundo, alejándome para que ella te encuentre. Ahí en un inhóspito lugar, desconocido por ahora, hay alguien que te espera, han sido creados para estar juntos.

En cambio, yo, he de dormir en el regazo de la melancolía, el dulce orgullo de sufrir.